Muchos son los planes de negocios que han caído en mis manos y otros tantos que siguen llegando, parte de mi trabajo actual consiste en repasarlos y ver cuánto se han derivado de su objetivo y si esto ha sido para bien o para mal.
Sin embargo y es el motivo de este breve artículo, siempre me encuentro que en todos ellos falta un apartado. En todos el negocio funciona de manera excepcional, se crea un momento irreal en el que los clientes pagan en el momento previsto, los flujos de caja son los adecuados, el control de la producción, de los salarios, todo es de libro, es idílico. Es en eso momento cuando echo más en falta un apartado en ese plan en el que se prevea que ocurriría si todo esto no fuera así, como podríamos controlar el impago de los clientes, como podríamos controlar una crisis en nuestros materiales de producción o lo que es peor, casi siempre en todos los planes llega el momento copia y pega y aparece la estructura legal del negocio, en pocos se estudia realmente el efecto de tener una forma jurídica u otra, se olvida por definición cual será la mejor estructura societaria que soportará nuestro negocio. Llegados a este punto que ocurriría si nuestra estructura societaria no es la adecuada y tenemos una crisis de socios.
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